Soy apta

Había entrado en mi mail de forma automática, como hago cada vez que no tengo nada mejor que mirar en el teléfono, y me había puesto a revisar y eliminar los diferentes correos superfluos. Borré un par de mails de publicidad, e ignoré otros tantos de circulares informativas. Y de repente vi,, entre tanta basura, y de manera completamente casual, algo que llevo esperando años. No es que hubiese iniciado este camino hace tanto tiempo porque la verdad es que lo inicié en julio. Pero sí que llevaba mucho tiempo pensándolo, preguntándome cosas a mi y a mucha gente, tratando de decidir si me pesaban más los pros o los contras. Pero un día dije que ya estaba, que ese era el día, que los pros tenían más peso y que estaba dispuesta a pelearme con los contras. Y completé la solicitud, me hice los controles médicos pertinentes, los exámenes psicológicos y de movilidad que se requerían, y me senté a esperar. La verdad es que pensé que tardarían mucho más, como mínimo hasta finales de año. Pero no. Ahí estaba ese mail, recibido el 6 de septiembre a las 14:59 con el asunto: “aceptación perro guía”. De repente me temblaban las manos y se me enfriaron. Abrí el correo y lo comencé a leer, y me eché a llorar al llegar a la parte en la que decía: “Tras la valoración técnica del expediente, se ha considerado al solicitante APTApara la concesión de un perro guía […]. En fin, que aquí empieza el camino que será bastante largo, pero seguro que valdrá la pena.